Actualización del Protocolo de Prevención de Fragilidad y Caídas en Personas Mayores
El envejecimiento de la población mundial, y en particular el de España, ha traído consigo importantes desafíos para los sistemas de salud y cuidado. Por eso se ha tratado de adoptar un protocolo de prevención de fragilidad y caídas. Según datos recientes, las mujeres en España viven en promedio hasta los 88 años, y los hombres hasta los 83,9 años. Sin embargo, más allá de la longevidad, es crucial analizar la calidad de vida en los últimos años. A partir de los 65 años, solo la mitad de estos años se vive en buena salud: las mujeres disfrutan de unos 10,3 años de vida saludable, mientras que los hombres tienen unos 10,7 años.
Este fenómeno subraya la importancia de garantizar que las personas mayores no solo vivan más tiempo. Sino que lo hagan con la mejor calidad de vida posible. Con este objetivo en mente, el Ministerio de Sanidad está actualizando el protocolo de prevención de fragilidad y caídas en personas mayores, inicialmente publicado en 2014.
El Envejecimiento de la Población: Un Reto para la Sociedad
El envejecimiento poblacional es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la sociedad contemporánea. Los cambios sociodemográficos han dado lugar a un aumento significativo en la proporción de personas mayores en la población. Lo que ha incrementado la demanda de servicios sanitarios y de cuidado. Este fenómeno no solo es evidente en España. Sino que es una tendencia global que afecta a países desarrollados y en vías de desarrollo. La prolongación de la esperanza de vida ha sido uno de los grandes logros de las últimas décadas, pero también plantea preguntas fundamentales sobre cómo garantizar una vida digna y saludable a medida que la población envejece.
La fragilidad y las caídas son dos de los problemas más significativos que enfrentan las personas mayores. Y ambos están estrechamente relacionados con la pérdida de capacidad funcional y autonomía. Se estima que aproximadamente el 18% de las personas mayores de 65 años en España padecen fragilidad, con variaciones según el entorno: un 12% en la comunidad y un preocupante 45% en contextos como hospitales o residencias, donde las personas suelen presentar problemas de salud más complejos.
Fragilidad en Personas Mayores: Un Desafío Sanitario y Social
La fragilidad es un síndrome clínico que se caracteriza por una disminución en la reserva fisiológica y la resistencia a los factores estresantes. Lo que aumenta el riesgo de caídas, discapacidad, hospitalización y mortalidad. Es una condición estrechamente ligada al envejecimiento. Y su prevalencia aumenta considerablemente con la edad. En personas de entre 70 y 75 años, la prevalencia de fragilidad oscila entre el 2,5% y el 6%, mientras que en mayores de 85 años puede alcanzar el 38%. Estos datos subrayan la importancia de detectar y abordar la fragilidad de manera temprana para prevenir complicaciones mayores.
Además, la fragilidad no solo tiene un impacto en la salud individual. Sino que también representa un coste significativo para los sistemas de salud y cuidado. Se estima que el coste anual por persona con fragilidad es de 2.500 euros, el doble que el de una persona mayor sin fragilidad. Esto pone de manifiesto la necesidad de implementar estrategias de prevención y manejo que no solo mejoren la calidad de vida de las personas mayores. Sino que también aseguren la sostenibilidad del sistema sanitario a largo plazo.
El Ministerio de Sanidad y su Compromiso con la Prevención
Conscientes de la creciente prevalencia de la fragilidad y las caídas en la población mayor, el Ministerio de Sanidad ha decidido actualizar el protocolo de prevención de fragilidad y caídas en personas mayores, que fue publicado originalmente en 2014. Este protocolo forma parte de la Estrategia de Promoción de la Salud y Prevención en el Sistema Nacional de Salud, cuyo objetivo es no solo prolongar la vida. Sino también mejorar la calidad de los años vividos. La clave radica en fomentar un envejecimiento saludable, un concepto que se centra en mantener la capacidad funcional de las personas mayores al máximo de su potencial durante el mayor tiempo posible.
La actualización del protocolo busca reforzar los sistemas de promoción de la salud y prevención, con el fin de no sobrecargar los sistemas sanitarios. Esto se logrará mediante la identificación temprana de personas mayores de 70 años que puedan tener riesgo de caídas, tanto en el ámbito sanitario como en otros entornos comunitarios. De este modo, se podrá ofrecer la ayuda necesaria y prevenir posibles lesiones, mejorando así la calidad de vida de las personas mayores y reduciendo la carga sobre el sistema de salud.
Promoción de un Envejecimiento Saludable: Más Allá de la Longevidad
El envejecimiento saludable no se limita a añadir años a la vida. Sino a proporcionar vida a los años. En este sentido, el Ministerio de Sanidad sigue la «Hoja de ruta para el abordaje de la fragilidad», aprobada en 2019. Este plan busca reducir las desigualdades que surgen con la edad y combatir el edadismo, es decir, la discriminación por razones de edad. El objetivo final es que todas las personas puedan envejecer con dignidad y disfrutar de una buena calidad de vida en su vejez.
La fragilidad no es un destino inevitable. Aunque el envejecimiento es un factor clave en el desarrollo de la fragilidad, existen medidas que se pueden tomar para prevenirla, detectarla a tiempo y, en muchos casos, revertirla. La actualización del protocolo de prevención de fragilidad y caídas en personas mayores se basa en la «Actualización del documento de consenso sobre prevención de la fragilidad en la persona mayor (2022)», que fue aprobado por la Comisión de Salud Pública el 5 de mayo de 2022. Este documento tiene como objetivo principal mantener la capacidad funcional de las personas mayores, permitiéndoles vivir de manera autónoma y saludable durante el mayor tiempo posible.
El Impacto de las Caídas en la Vida de los Mayores
Las caídas son uno de los principales problemas a los que se enfrentan las personas mayores. Según estudios recientes, alrededor de un tercio de las personas mayores de 65 años experimentan al menos una caída al año. Y este porcentaje aumenta con la edad. Las caídas pueden tener consecuencias devastadoras, desde fracturas y hospitalizaciones hasta la pérdida de independencia y la muerte. De hecho, las caídas son la principal causa de lesiones graves y muerte por lesiones en personas mayores de 65 años.
Además, las caídas no solo afectan la salud física de las personas mayores. Sino que también tienen un impacto significativo en su salud mental y emocional. Muchas personas que han sufrido una caída desarrollan un miedo a caer nuevamente. Lo que puede llevar a la reducción de la actividad física y social, aumentando así el riesgo de aislamiento, depresión y deterioro cognitivo.
Un Enfoque Integral para la Prevención
La actualización del protocolo de prevención de fragilidad y caídas en personas mayores se basa en un enfoque integral que abarca tanto el ámbito sanitario como el comunitario. Esto implica la colaboración de una variedad de actores, desde profesionales de la salud hasta familiares, cuidadores y comunidades locales. El objetivo es crear un entorno que apoye a las personas mayores y les permita mantenerse activas, seguras e independientes durante el mayor tiempo posible.
Entre las medidas que se están considerando en la actualización del protocolo se incluyen la promoción de la actividad física regular, la mejora de la nutrición, la revisión de medicamentos que puedan aumentar el riesgo de caídas. Y la adaptación de los entornos físicos para reducir los riesgos. Además, se está trabajando en la formación de profesionales de la salud y cuidadores para que puedan identificar y gestionar de manera efectiva los riesgos de fragilidad y caídas en las personas mayores.
El Papel de la Tecnología en la Prevención de Caídas
La tecnología también juega un papel clave en la prevención de caídas. Los avances en dispositivos de monitoreo y asistencia, como sensores de movimiento y sistemas de alerta, pueden ayudar a detectar y prevenir caídas en personas mayores. Además, la telemedicina y las aplicaciones de salud permiten a las personas mayores mantenerse conectadas con sus proveedores de atención médica. Lo que facilita el seguimiento de su salud y bienestar.
Conclusión: Protocolo de Prevención de Fragilidad y Caídas
La actualización del protocolo de prevención de fragilidad y caídas en personas mayores es un paso crucial hacia un envejecimiento saludable en España. A medida que la población continúa envejeciendo, es esencial que se implementen estrategias que no solo prolonguen la vida. Sino que también mejoren su calidad. El Ministerio de Sanidad está comprometido con este objetivo. Y la actualización del protocolo refleja la necesidad de adaptar las políticas y estrategias a las realidades cambiantes del envejecimiento. En definitiva, garantizar que las personas mayores puedan vivir de manera saludable, independiente y digna durante el mayor tiempo posible no es solo un desafío sanitario. Sino un imperativo social. A través de la promoción de la salud, la prevención de caídas y fragilidad. Y el fomento de un envejecimiento saludable, se puede construir un futuro en el que envejecer no sea sinónimo de fragilidad, sino de una vida plena y satisfactoria.