La hipertensión arterial en la tercera edad
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Con el paso de los años, nuestro cuerpo experimenta diversos cambios, y uno de los problemas más comunes que surge en la tercera edad es la hipertensión arterial. Esta condición, conocida como presión arterial alta, afecta a aproximadamente 1280 millones de adultos entre 30 y 79 años en todo el mundo. La hipertensión no es solo un problema médico. Sino también una preocupación de salud pública. Ya que puede llevar a complicaciones graves, como enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares, un ictus es uno de los motivos más comunes por las que las familias comienzan a buscar residencias de mayores. Por lo tanto, es crucial saber detectar los síntomas de la hipertensión a tiempo y entender cómo se define la presión arterial correcta según la edad para asegurar un seguimiento adecuado de la salud.
Comprendiendo la hipertensión
La hipertensión arterial es una condición que se caracteriza por una presión arterial crónicamente elevada, generalmente por encima de los valores normales. La presión arterial se mide en milímetros de mercurio (mmHg) y se expresa con dos números: la presión sistólica, que indica la presión en las arterias cuando el corazón late, y la presión diastólica, que se refiere a la presión cuando el corazón está en reposo entre latidos. Se considera que una persona tiene hipertensión si la presión sistólica es de 140 mmHg o más, o si la presión diastólica es igual o superior a 90 mmHg.
Uno de los mayores desafíos de la hipertensión arterial es su naturaleza asintomática. Muchas personas no experimentan síntomas claros. Lo que hace que sea difícil identificarla sin un monitoreo regular. Por lo tanto, es fundamental que las personas, especialmente los adultos mayores, se midan la presión arterial de manera frecuente para poder gestionar la condición.
1.- Tipos de hipertensión
La hipertensión arterial no es una condición homogénea; existen diferentes tipos que pueden influir en su tratamiento y manejo. Los dos tipos principales son:
- Hipertensión Primaria: También conocida como hipertensión esencial, representa aproximadamente el 90% de los casos y no tiene una causa identificable. Se cree que está relacionada con factores genéticos y de estilo de vida, y suele aparecer con el envejecimiento.
- Hipertensión Secundaria: Este tipo de hipertensión se produce como resultado de un trastorno médico preexistente o el uso de ciertos medicamentos. Afortunadamente, al tratar la causa subyacente, es posible que la presión arterial se normalice.
2.- Causas y factores de riesgo
La hipertonía en adultos mayores puede ser desencadenada por varios factores. Algunos de los más comunes incluyen:
- Enfermedades Crónicas: La diabetes y enfermedades renales son ejemplos de condiciones que pueden contribuir al desarrollo de hipertensión.
- Estilo de Vida: Dietas altas en sal y grasas saturadas, la falta de actividad física y el consumo excesivo de alcohol son hábitos que pueden elevar la presión arterial.
- Obesidad: El sobrepeso incrementa la carga sobre el corazón y puede llevar a un aumento en la presión arterial.
- Factores Genéticos: Un historial familiar de hipertensión puede predisponer a un individuo a desarrollar la condición.
- Estrés y Ansiedad: Los episodios de estrés también pueden provocar aumentos temporales en la presión arterial.
3.- Síntomas de la hipertensión
La hipertensión arterial puede manifestarse con síntomas que a menudo se confunden con otros problemas de salud. Algunos de los más comunes incluyen:
- Dolores de cabeza
- Vértigo
- Confusión
- Sangrado nasal
- Cambios en la visión
- Falta de aire
- Hormigueo en extremidades
Sin embargo, es importante recordar que muchas personas hipertensas no experimentan síntomas evidentes. Por ello, el control regular de la presión arterial es fundamental para detectar la condición a tiempo.
4.- Medición de la presión arterial
La presión arterial se debe medir en un ambiente relajado y bajo condiciones estables. Es recomendable seguir ciertos pasos para obtener lecturas precisas:
- Descanso: Permanece en reposo al menos cinco minutos antes de la medición.
- Posición: Siéntate en una silla con los pies apoyados en el suelo, y coloca el brazo a la altura del corazón.
- Repetir: Realiza múltiples mediciones con un intervalo de uno o dos minutos para obtener un promedio fiable.
Es recomendable tomar la presión en diferentes momentos del día, como por la mañana antes de desayunar, antes de realizar ejercicio o antes de acostarse.
5.- Tratamiento de la hipertensión arterial
Afrontar la hipertensión arterial implica un enfoque multifacético. Aquí hay algunas estrategias esenciales:
- Modificaciones en el Estilo de Vida: Cambiar hacia una dieta saludable y equilibrada, realizar actividad física regularmente, y reducir el consumo de sal y alcohol son pasos claves. La dieta DASH (Enfoques Dietéticos para Detener la Hipertensión) es particularmente eficaz. Ya que se centra en alimentos ricos en nutrientes y bajo en sodio.
- Control del Peso: La pérdida de peso, incluso en pequeñas proporciones, puede tener un impacto significativo en la presión arterial.
- Gestión del Estrés: Prácticas como la meditación, el yoga o la respiración profunda pueden ayudar a reducir los niveles de estrés.
- Medicación: En algunos casos, puede ser necesaria la medicación para controlar la presión arterial. Es crucial que los pacientes sigan las indicaciones de su médico y no interrumpan el tratamiento sin consultar.
6.- Prevención de complicaciones
El control eficaz de la hipertensión no solo puede mejorar la calidad de vida. Sino que también ayuda a prevenir complicaciones graves, como enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y enfermedad renal. La educación y la concienciación sobre la hipertensión son vitales.
7.- El papel del cuidado familiar
Es fundamental que los familiares de adultos mayores estén informados sobre la hipertensión arterial y puedan colaborar en el monitoreo de la presión arterial, así como en el fomento de un estilo de vida saludable. La atención y el apoyo emocional también son factores que contribuyen al bienestar general de las personas mayores.
Conclusión
La hipertensión arterial es un desafío común pero manejable en la tercera edad. Mantener un control regular de la presión arterial y adoptar un estilo de vida saludable son pasos esenciales para prevenir complicaciones y asegurar una mejor calidad de vida. La educación sobre la condición y su manejo eficaz pueden marcar una gran diferencia, permitiendo a los adultos mayores vivir de manera más saludable y activa. La prevención a tiempo, los chequeos regulares y la colaboración entre pacientes, médicos y familiares son fundamentales para abordar esta condición de forma efectiva.