¿Qué hacer si un anciano no quiere ir a una residencia?
Cuando un anciano no quiere ir a una residencia o no quiere estar en la residencia si ya ingresó debemos tener paciencia. Una caída con fractura de cadera o similar, una enfermedad degenerativa o simplemente el propio envejecimiento provocan que ya no se puedan dar los cuidados necesarios a una persona mayor en casa.
Este tipo de situaciones son el inicio de la búsqueda de residencias de ancianos. Si es usted el familiar a cargo verá que ha llegado a una situación que necesita solución, pues la salud del anciano es lo primero aunque no es lo único que está en juego. También se ve afectada la salud de la persona cuidadora y la estabilidad de la familia. ¿Qué hacer cuando un anciano no quiere estar en la residencia? Si tras meditar la decisión, el ingreso en una residencia ha sido la mejor opción. Hay que razonar con la persona mayor.
Se pueden dividir los casos de ancianos que no quieren estar en una residencia para mayores en dos tipos:
- Dependencia moderada. Que son personas con todas sus facultades intactas. Y han ingresado en la residencia de manera consensuada. Como carecen de un deterioro cognitivo importante y son capaces de tomar sus propias decisiones. Están en la residencia porque quieren. Ya que no se puede ingresar a un anciano en una residencia sin su consentimiento.
- Grandes dependientes. Si un juez dictamina que la persona no puede tomar sus propias decisiones. Es decir, ha juzgado a favor de una incapacitación total o parcial. Y es el tutor legal quien decide el ingreso, poco se puede hacer. Pues legalmente no puede decidir marcharse.
Una de las patologías más comunes es el Alzheimer que es una de las enfermedades neurodegenerativas causantes de gran dependencia en personas mayores.
¿Qué hacer con un anciano que no puede vivir solo?
- Valorar la situación. Para tomar la mejor decisión para la persona mayor y la familia hay que reflexionar. El cuidado en el hogar tiene sus ventajas y existen ayudas para contratar cuidadores. Incluso hay una línea de financiación de cuidadores no profesionales para pagar al familiar que se encarga de los cuidados. Frente a eso, las residencias ofrecen cuidados profesionales de varias disciplinas. Como son enfermería, fisioterapia, psicología y medicina. También hay ayudas, como las plazas concertadas y vinculadas al servicio.
- Mejorar la comunicación. Para que la persona entienda que lo mejor para sí misma y para la familia es el ingreso en una residencia de la tercera edad hay que tener mucha comunicación. Hablar sobre los problemas que van surgiendo y razonar con la persona mayor. Haciéndola partícipe del proceso de decisión. Pues ocultar este tipo de cosas puede provocar el rechazo y es cuando surge la pregunta de qué hacer cuando un anciano no quiere estar en la residencia.
- Elegir la residencia. Hay muchos centros geriátricos y es difícil elegir uno. En Residencias y Salud tiene disponible un mapa de residencias de ancianos para facilitar esta labor. Por un lado tiene que ver si puede optar a una plaza concertada o vinculada al servicio. Si va a ingresar en una plaza privada, el precio y los servicios son importantes.
¿Qué hacer si un anciano no quiere estar en una residencia?
Como en la mayoría de los casos, un anciano se niega a estar en una residencia para mayores porque no se ha adaptado bien a la nueva situación. Ya que es un cambio muy grande en su vida. Y las personas mayores quieren seguir con sus rutinas y sus vidas como hasta ahora. Ayudar con el proceso de adaptación es muy importante.
Consejos para tratar con la persona mayor
- Tener buena comunicación. Del mismo modo que al tomar la decisión, hay que contar con el anciano. Cuando se hace el ingreso la familia tiene que mantener una buena comunicación. No solo cuentan las visitas. Si un familiar llamaba cada día o cada semana al anciano, hay que mantener esa rutina. Y si es posible, hacer videollamadas para que pueda ver las caras de sus seres queridos.
- Poner en valor los cuidados. Como una parte muy importante a la hora de tomar la decisión es proporcionar cuidados. El anciano tiene que ver que los cuidados de la residencia no se pueden obtener en casa. Fisioterapia y talleres ocupacionales para mantener la funcionalidad de las articulaciones y prevenir caídas. Actividades con otras personas mayores, Terapia psicológica y seguimiento médico. Rutinas de ejercicio y muchos más cuidados que en casa serían casi imposibles de conseguir.
- Consensuar la decisión. Para que la adaptación a la residencia sea más fácil toda la familia debería ofrecer un frente común. Es decir, cuando la decisión se toma de manera unánime y en beneficio de la persona mayor. Todos los miembros de la familia se mostrarán conformes. Y esto incluye también a la persona mayor.
- Mantener una actitud positiva. Como no es lo mismo dejar a mi madre en una residencia que llevar a mi madre a una residencia. Porque dejar conlleva que la relación termina. Mientras que llevar tiene un significado más positivo.
En este interesante estudio realizado por Mª del Rosario Peña Martín y Mª Teresa Boo Bustillo se analizó lo ocurrido en relación al tema recurrente de mi padre o mi madre no se adapta a la residencia
Preparar el ingreso en el geriátrico
Como las despedidas son un momento de estrés y emociones encontradas. Hay que preparar el ingreso en el geriátrico de forma anticipada. Ya que la primera impresión sobre el ingreso es determinante.
Preparar el equipaje con anterioridad es una opción muy buena. Por un lado hacer la maleta y preparar el viaje a la residencia tiene que parecerse a los preparativos de unas vacaciones. Pues los inicios se ven mucho más alegres que los finales. Es decir, no es el fin de vivir en casa, lo que importa es el comienzo de una nueva vida.
Además, si se tiene todo preparado para el ingreso el proceso será mucho más rápido. Lo que permite dedicar más tiempo a estar con la persona mayor. Y es más fácil ayudar a que se instale en su habitación.
Conocer a nuevas personas. Como una de las ventajas de las residencias de ancianos es la compañía. Ir a la residencia tiene que verse como una oportunidad para conocer gente nueva. Desde los compañeros residentes, hasta el personal de la residencia. Esto es mucho más fácil en residencias pequeñas y medianas. Donde todo el mundo se conoce y los trabajadores y residentes forman una segunda familia.
Mi madre no se adapta a la residencia
Hemos comentado el antes de ingresar. Pero si te preguntas qué hacer cuando mi padre no se adapta a la residencia recomendamos lo siguiente:
- Visita a tu madre, padre o familiar al principio con mayor periodicidad y ve reduciendo las visitas a medida que se adapta
- Habla con ella sobre su situación, su día a día y compara su estancia con la estancia en un hotel de vacaciones o situación similar que haya vivido.
- Ten en cuenta que debe estar por su propia voluntad, por lo tanto no debemos forzar la situación.
- En caso de tratarse de una situación de demencia o de otro tipo en la que un neurólogo, psicólogo o pueda emitir un informe podría plantearse tramitar el ingreso involuntario.
Ayudar a la adaptación de un anciano que no quiere estar en una residencia
La transición a una residencia puede ser un desafío significativo para los ancianos. Pero con algunas estrategias adecuadas, este proceso de adaptación puede volverse más fluido y positivo. Y es algo que puede hacer cuando un anciano no quiere estar en una residencia.
- Rutinas diarias. En primer lugar, establecer rutinas diarias es fundamental. Las rutinas proporcionan estructura y un sentido de normalidad en un entorno nuevo. Se recomienda que los residentes sigan horarios regulares para las comidas, el sueño y las actividades, lo que les ayudará a sentirse más cómodos.
- Actividades grupales. Otra estrategia efectiva es la integración en actividades grupales. La participación en talleres, clases de manualidades o ejercicios grupales fomenta la socialización y crea oportunidades para hacer nuevas amistades. Reclamar un papel activo en la comunidad residencial puede ayudar a los ancianos a sentirse valorados y conectados.
- Grupos de apoyo. Los grupos de apoyo también son esenciales. Estos espacios permiten a los residentes compartir sus experiencias y emociones, lo que puede ser muy terapéutico. Al interactuar con otros que atraviesan situaciones similares, los ancianos pueden encontrar consuelo y estrategias para sobrellevar su nueva realidad.
- Comunicación. Además, es recomendable fomentar la comunicación constante con familiares y amigos. La visita de seres queridos puede ofrecer un apoyo emocional inestimable durante el proceso de adaptación. Por último, es importante que el personal de la residencia esté capacitado para brindar apoyo emocional y atención individualizada, ayudando a cada residente a encontrar su lugar en este nuevo hogar. Implementar estas estrategias puede facilitar una adaptación más sencilla y positiva al nuevo entorno.
Ingreso involuntario en una residencia de ancianos
¿Qué hacer cuando un anciano no quiere estar en una residencia? Otra alternativa es el ingreso involuntario de una persona mayor en una residencia puede ser un tema complejo que involucra tanto aspectos legales como éticos. En muchas legislaciones, el ingreso involuntario está justificado cuando se considera que la persona mayor no puede tomar decisiones informadas sobre su bienestar y sufre una amenaza a su salud o seguridad. Sin embargo, este proceso requiere un marco legal claro que respete los derechos del anciano, garantizando que su dignidad y autonomía sean mantenidas en la medida de lo posible.
Los ancianos tienen derechos fundamentales que deben ser protegidos, como el derecho a la dignidad, a la libre elección de su lugar de residencia y a recibir un trato respetuoso. En este sentido, cualquier decisión de ingreso involuntario debe hacerse con el debido proceso, lo que incluye evaluaciones médicas, psicológicas y, preferiblemente, la inclusión de la persona en las discusiones sobre su atención.
Para las familias que se enfrentan a la posibilidad de un ingreso involuntario, existen recursos legales disponibles. Por un lado, pueden acudir a abogados especializados en derecho de la salud o derecho de los mayores, quienes pueden asesorar sobre las leyes específicas que rigen estas situaciones en su jurisdicción. Por otro lado, también es fundamental conocer los organismos locales y nacionales de protección al anciano, que pueden ofrecer apoyo y recursos para garantizar que se respeten los derechos de la persona mayor.
Es esencial que las familias se informen sobre los mecanismos legales, como la posibilidad de solicitar una audiencia para revisar la decisión de ingreso involuntario, o recurrir a mediación para encontrar soluciones que respeten tanto las necesidades del anciano como sus derechos.
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