El estado actual de las residencias de mayores en La Rioja
¿Cuál es el estado de las residencias de mayores en La Rioja? Las residencias de personas mayores han mostrado pocas mejoras desde el inicio de la pandemia de COVID-19. El impacto devastador del virus reveló las carencias y deficiencias de estos centros. Que ya se encontraban masificados y con ratios de personal elevados. Durante la pandemia, en La Rioja, 347 personas fallecieron en residencias de mayores, principalmente en la primera ola. A pesar de los protocolos y medidas implementadas durante ese periodo. Una vez que las mascarillas dejaron de ser obligatorias, la protección para los mayores en las residencias prácticamente desapareció. Incluso, la situación actual es peor que antes de la pandemia. Ya que muchos centros siguen lidiando con las secuelas de la crisis sanitaria. Como trabajadores precarizados (principalmente mujeres), un mayor número de usuarios y un empeoramiento del estado de salud de los residentes de edad avanzada. Por eso le recomendamos conocer las ayudas a la dependencia en La Rioja.
En la actualidad, La Rioja cuenta con 34 residencias de personas mayores, de las cuales solo dos son completamente públicas: los Manitos, en Calahorra, y la de Lardero. Seis de ellas son de propiedad pública pero gestionadas por empresas privadas, mientras que dos son municipales y el resto están en manos de empresas privadas, aunque muchas de estas ofrecen plazas públicas. De las 3,553 plazas disponibles en los centros de La Rioja, 1,923 son públicas y 1,630 son privadas. Los precios de estas residencias oscilan entre los 1,100 euros para las públicas y los 2,900 euros para algunas privadas.
Mejorar el estado de las residencias de mayores en La Rioja
Con el objetivo de mejorar la situación, el Gobierno regional ha propuesto un plan de mejoras a implementar en un plazo de seis años. Entre las medidas contempladas se encuentra la creación de unidades de convivencia con no más de 15 personas, la ampliación y capacitación del personal, y la limitación del número de plazas en nuevas residencias según su ubicación (hasta 75 plazas en zonas rurales, 90 en localidades o zonas de densidad intermedia, y 120 en ciudades o zonas densamente pobladas).
Daria Saiz, secretaria del sector sociosanitario y dependencia de UGT, describe claramente la situación en las residencias de personas mayores: «No estamos igual que antes de la pandemia, estamos peor. El sector ya era precario antes, y ahora lo es aún más. Hay menos personal, es muy difícil encontrar auxiliares, lo que lleva a tener menos personal disponible para atender a los residentes. Además, hay un aumento notable en el número de usuarios y no se aplican protocolos más allá de los aprendidos durante la pandemia. No hay áreas de aislamiento y cada auxiliar tiene que atender a más de quince residentes durante su jornada laboral. Las bajas no se cubren adecuadamente».
Mejorar las ratios entre cuidadores y residentes
Saiz considera que es imprescindible que tanto la Administración como las empresas privadas «tomen medidas urgentes». Los ratios de personal son de los años 90 y es necesario mejorar las condiciones para que el sector sea más atractivo para los trabajadores, especialmente considerando que la demanda de servicios para personas mayores está aumentando. Las listas de espera para obtener una plaza pública son inaceptables. Además, debido a la eliminación de restricciones como el límite de visitas y la no obligatoriedad de contar a los infectados de COVID-19, los trabajadores de las residencias con casos asintomáticos deben seguir trabajando.
A la espera de que entren en vigor las reformas en el modelo asistencial aprobadas por el Ministerio de Derechos Sociales en 2022, el único cambio vigente después de la crisis del coronavirus es la figura de la enfermera de enlace, encargada de tomar decisiones en caso de brotes en los centros.
Transformación del modelo de atención
La transformación del modelo de atención en las residencias continúa siendo una asignatura pendiente. Según Feli García, presidenta de la Plataforma de Trabajadores, Familiares y Usuarios de Centros y Servicios Sociosanitarios de La Rioja, las residencias siguen siendo lugares en los que se «aparca» a las personas mayores, obligándolas, por ejemplo, a compartir habitación con desconocidos en sus últimos años de vida. García señala la falta de personal como uno de los principales problemas, ya que «las trabajadoras deben atender hasta a 20 residentes, lo que reduce significativamente el tiempo de atención y genera estrés continuo en los usuarios».
El estado de las residencias de La Rioja es mejor en residencias más pequeñas
La idea de pasar a residencias de tamaño más reducido, con grupos de convivencia más pequeños, similar a una especie de piso compartido, es un objetivo en el que se debe trabajar, pero todavía queda mucho camino por recorrer. En La Rioja, es casi impensable cumplir con el objetivo de que ninguna residencia supere los 120 usuarios, ya que la mitad de las 35 existentes actualmente superan esta cifra, e incluso cinco de ellas tienen más de doscientos usuarios. Además, muchas residencias carecen de una adecuada sectorización, lo que provoca que personas mayores sin discapacidades compartan espacio con aquellas con discapacidades graves, independientemente de su edad.
Mejorar la transparencia
La plataforma también se queja de la falta de transparencia hacia las familias, ya que durante la pandemia se restringió el acceso a las habitaciones de los usuarios, lo que dificulta la visión real de la atención que se les brinda. Teniendo en cuenta la cantidad de dinero que se destina a las residencias y los miles de millones de euros que se mueven en el sector anualmente, consideran necesario establecer consejos en los que participen los usuarios, las familias, los trabajadores y las direcciones, con el objetivo de trabajar juntos hacia un modelo de atención mejorado.
Aumentar las inspecciones
La plataforma también exige un aumento en las inspecciones en residencias de mayores. Ya que algunas empresas privadas conocen las leyes y logran evitar su cumplimiento. No debería ser responsabilidad exclusiva de las empresas establecer los protocolos, especialmente aquellas que gestionan plazas públicas. La Administración tiene la obligación de supervisar lo que sucede en estas residencias.
Ana Santos, exconsejera de Servicios Sociales, propuso que las residencias de titularidad pública fueran gestionadas directamente por la Administración. Sin embargo, el problema radica en los contratos a largo plazo existentes con algunas empresas privadas.
Conclusión
El modelo a seguir, según las consultas realizadas, es el que se pretende implementar en la futura residencia de Torrecilla, que dispondrá de 50 plazas públicas. Este nuevo centro contará con financiación europea debido a su cumplimiento de los requisitos y se centrará en el modelo de atención centrada en la persona. La organización del centro se basará en unidades de convivencia, donde las personas mayores en situación de dependencia residirán y recibirán los apoyos necesarios para su vida diaria. Aunque las obras de esta residencia estaban programadas para comenzar en la segunda mitad de este año, a dos meses de finalizar 2023, aún no han comenzado.
En conclusión, las residencias de personas mayores en La Rioja apenas han experimentado mejoras desde el inicio de la pandemia de COVID-19. La situación actual es incluso peor que antes de la llegada del virus, con la falta de personal, el aumento en el número de usuarios y un empeoramiento de la salud de los residentes. A pesar de los esfuerzos del Gobierno regional por implementar mejoras a largo plazo, el modelo de atención en las residencias sigue siendo deficiente, y las medidas propuestas aún no se han llevado a cabo. Es necesario un cambio urgente en el sector, con un enfoque en la atención centrada en la persona y una mayor transparencia en la gestión y supervisión de las residencias.