Ingreso en residencias de personas mayores con Alzheimer: análisis, necesidades y responsabilidades
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que transforma de forma profunda la vida de las personas afectadas y de su entorno familiar. En fases avanzadas del Alzheimer, las necesidades de cuidado requieren recursos profesionales, supervisión constante y una atención multidisciplinar que apoye tanto a la persona enferma como a quienes la cuidan. En este marco, la decisión sobre el lugar de atención se ha convertido en un momento clave para muchas familias. Especialmente cuando las demandas sobre el día a día se intensifican y la seguridad del propio afectado puede verse comprometida. En este sentido, casi 2/3 de los españoles ve favorable el ingreso en residencias de las personas mayores con Alzheimer.
Estudio de Sanitas sobre el ingreso en residencias de personas mayores con Alzheimer
Según el Estudio Sanitas “El Alzheimer en España: percepción social sobre la enfermedad y los cuidadores”, elaborado por Sanitas Mayores, una mayoría significativa de la población considera necesaria la ingreso en residencias especializadas en algún punto de la evolución de la enfermedad. En concreto, el 64,2% de los encuestados opina que el ingreso en residencias de las personas mayores con Alzheimer es la opción adecuada. Para atender las necesidades de una persona con Alzheimer en fases avanzadas. Por otro lado, un 32,6% piensa que deberían recibirse cuidados profesionales desde el domicilio. Y solo el 3,2% considera que la familia puede asumir este tipo de cuidados. Estos datos reflejan una visión social mayoritaria que valora la profesionalización del cuidado como respuesta eficaz a la complejidad de la enfermedad.
La percepción positiva respecto a la residencia no se limita a la valoración de beneficios para el enfermo. Sino que también se extiende al cuidado de las personas que asumen la tarea de acompañar. Entre los resultados destacables, el 91,5% de los encuestados percibe un impacto positivo del ingreso para el cuidador. Y el 87,4% asocia beneficios para la persona con Alzheimer. Este consenso subraya la convicción de que la atención especializada puede contribuir a un entorno más seguro, estable y humano para todos los implicados, reduciendo las tensiones y mejorando la calidad de vida cotidiana.
Beneficios percibidos y efectos en la salud emocional de la familia
La evidencia recogida apunta a que la decisión de recurrir a una residencia especializada está asociada a efectos beneficiosos tanto para la salud mental de los cuidadores como para el estado general de la persona enferma. En el estudio citado, el agotamiento físico extremo (74,2%), la tristeza o depresión (70,5%) y el estrés (69,7%) figuran entre los principales síntomas que experimentan quienes cuidan a diario a una persona con Alzheimer. Además, menos relevantes pero relevantes a nivel de impacto emocional, la falta de conocimientos (55,8%) y lesiones físicas (28,7%) también aparecen como factores a considerar. En este marco, el ingreso a un centro especializado se presenta como una medida que protege la salud, el bienestar y la seguridad de todos los implicados. Y no como una ruptura de vínculos afectivos.
Cuidar de personas con Alzheimer
La declaración de Miryam Piqueras, directora de Gobierno Clínico de Sanitas Mayores, enfatiza este enfoque: “Cuidar de una persona con Alzheimer implica una exigencia física y emocional constante que, en muchas ocasiones, excede los recursos de una familia. El ingreso en un centro especializado no debe interpretarse como un abandono. Sino como una medida que protege la salud, el bienestar y la seguridad de todos los implicados”. Este posicionamiento resalta la necesidad de cambiar la narrativa alrededor del cuidado. La profesionalización no implica desatención, sino una reorganización que prioriza la seguridad, la continuidad de la atención médica y el apoyo emocional a los cuidadores.
A pesar del consenso sobre los beneficios, persisten barreras emocionales y sociales que dificultan la toma de decisión. Según el estudio, la pérdida de contacto con el entorno (63,5%), la culpa (44,0%) y la percepción de abandono (42,5%) son las barreras emocionales más citadas. Estas cifras sugieren que el componente afectivo sigue siendo determinante, especialmente entre mujeres y grupos de edad jóvenes (18 a 24 años y 35 a 44 años). En este sentido, es crucial abordar estas emociones con herramientas adecuadas y proporcionar información clara para acompañar a las familias en cada etapa.
Enfoque humano y tecnológico para mantener el vínculo familiar
La posibilidad de mantener una relación estable y cercana entre la familia y la persona con Alzheimer se ve fortalecida por la adopción de tecnologías y herramientas de apoyo. El estudio indica que el 43,0% de los participantes utiliza aplicaciones con información detallada y que un 36,4% hace uso de dispositivos inteligentes como Alexa para reforzar la comunicación y el acompañamiento. Estas soluciones digitales facilitan la coordinación entre familias y profesionales, mejorando la continuidad de la atención y la sensación de estar siempre presentes, incluso cuando la asistencia presencial presenta limitaciones.
Al valorar la confianza en centros o cuidadores especializados, se destacan criterios como la atención cercana y humana (84,8%) y la transparencia en la información (65,6%). Además, la expectativa de que la residencia o el cuidador especializado reduzca el estrés familiar (66,0%), mejore la salud y el bienestar de la familia (63,5%) y haga que la familia se sienta acompañada (60,2%) orienta la construcción de un modelo asistencial centrado en la persona y su entorno.
Con la mirada puesta en la calidad del cuidado, las familias expresan preferencias por beneficios concretos del cuidado personalizado. Entre los elementos más valorados figuran la atención asistencial y médica profesionalizada (82,4%), la vigilancia constante (81,8%), los ejercicios adaptados (63,6%), la seguridad médica (61,6%) y la alimentación adaptada (51,9%). Además, una proporción significativa considera que esta intervención puede mejorar el estado cognitivo de la persona con Alzheimer (72,2%) y, en menor medida, frenar el avance de la enfermedad (48,4%).
Buscar residencias de mayores con Residencias y Salud
Estos datos evidencian que la población reconoce el valor de una intervención estructurada y continua, que se apoya en equipos multidisciplinares y programas adaptados a cada situación. En este sentido, la tecnología no sustituye el vínculo humano. Sino que facilita su mantenimiento y refuerza la seguridad y la claridad en la comunicación. Por eso, contar con un buscador de residencias de mayores, como Residencias y Salud. Que le asesora de forma personalizada sobre las opciones disponibles y concierta citas. Facilitando las citas para conocer mejor los centros.
Riesgos, retos y respuestas institucionales
Aun con un reconocimiento general de los beneficios, existen carencias de información específicas para cuidadores y familias. Nueve de cada diez encuestados (90,5%) señalan la necesidad de más información para cuidadores. Y casi la mitad (48,4%) afirma que la información disponible está dirigida principalmente a profesionales. Asimismo, un 42,1% considera que no existe información adecuada. Estas percepciones señalan un vacío informativo que debe abordarse con estrategias de extensión de conocimiento, formación y apoyo emocional para las familias.
En cuanto a recursos, los encuestados identifican las ayudas más necesarias como la ayuda domiciliaria (74,1%), las residencias especializadas en Alzheimer (72,8%), la formación física y emocional para las familias (71,6%), las ayudas económicas (70,1%) y los centros de día especializados (66,1%). Estos datos ofrecen un mapa de prioridades para las políticas públicas, las iniciativas del sector sanitario y las iniciativas privadas orientadas a facilitar opciones de cuidado adecuadas y sostenibles para la población mayor con demencia y sus cuidadores.

Compromiso institucional y enfoque
El compromiso declarado por Miryam Piqueras subraya la finalidad de estas instituciones: “Nuestro compromiso es garantizar que las personas con Alzheimer reciben una atención profesional de calidad y que sus familias se sientan acompañadas y respaldadas durante todo el proceso. Trabajamos para que cada centro sea un lugar donde la seguridad, el bienestar y el trato humano vayan siempre de la mano”. En esta perspectiva, la hospitalidad institucional se concibe como un marco seguro de apoyo. Donde la atención especializada, la ética del cuidado y la participación de la familia convergen para sostener la dignidad de la persona enferma.
Conclusión
La información recogida en el Estudio Sanitas refuerza la idea de que la decisión de ingresar en una residencia para personas mayores con Alzheimer debe verse como una respuesta estructurada ante una necesidad compleja. No se trata de un abandono. Sino de una decisión informada que busca proteger la salud, la seguridad y el bienestar de la persona enferma y de su entorno familiar. Además, es una oportunidad para contar con profesionales capacitados, planes de intervención personalizados y un acompañamiento continuo a lo largo del proceso evolutivo.
Para avanzar, es imprescindible combinar oferta de plazas con herramientas de información, formación y apoyo emocional para las familias. La tecnología puede actuar como aliada para sostener el vínculo afectivo y mejorar la coordinación entre la familia y los profesionales, sin que ello suponga perder la cercanía humana que caracteriza a un cuidado de calidad. En este sentido, el modelo de residencias de mayores con plazas concertadas y vinculadas propone un marco que prioriza la dignidad, la seguridad y la calidad de vida. Al tiempo que reconoce la responsabilidad compartida entre instituciones, profesionales y familias para enfrentar de manera conjunta una enfermedad tan desafiante como el Alzheimer.







